Baños árabes de la Judería de Baza BAÑOS DE LA JUDERÍA DE BAZA

DE JUDERÍA DE BAZA A BARRIO DE SANTIAGO. TESTIGO: EL CORRALAZO

Por el 18 agosto, 2017
Los baños de la Judería de Baza, hoy llamados de la Marzuela. Baños catalogados gracias a la acción de Don Vicente González Barberán. Esta plumilla refleja El Barrio de Santiago y la fachada lateral en una idealización recreada en plumilla obra de Bienvenida González

LOS BAÑOS ÁRABES DE LA JUDERÍADE BAZA: DE LA CUEVA AL HORMIGÓN

Los baños de la Marzuela, así son llamados desde que en los años 80, unos estudios revolucionaron lo que desde Torres Balbas, a Manuel Gómez Moreno y desde luego a Vicente González Barberán, se habían denominado Baños de la Judería de Baza, Así lucen en el Pueblo Español de Palma de Mallorca. Hoy quiero lanzar miradas al ayer, volver la vista atrás desde las vivencias. El historiador y filósofo, en visita a Baza, me lo trasladó “Si existe un lugar que ejerció como tal y que pervive bajo el nombre de Corralazo, está claro, este era barrio judío, y por tanto sus baños lo eran, y como tal son considerados de lujo…” Hoy quiero irme a la infancia de mi madre, a los recuerdos que ella me traslada, entre vivencias y cuentos, leyendas…

Mi madre me lo cuenta….

Mi madre lo recuerda; así transcurrió su infancia entre risas y cantares entre heno y frutales. En la calle Caniles. Barrio de Santiago, barrio potente desde el principio de su historia, en aquellos tiempos de aguas aprovechadas para el ocio, para la belleza y para la salud ,  para la vida que florecía entre huertos de frutales y jardines, de  patios frescos envueltos entre macetas, de  fuentes y rincones  de pequeñas plazas con pilares que en las noches de verano, de cielos de estrellas servían para reunir a los vecinos que al son de unas guitarras amenizaban, bailes, conversaciones y juegos de chiquillos que al corro y a correr jugaban en estas noches de estío.

Mi tía Carmela, mi tía Lola, mi tía Pepa, en el barrio de Santiago: tiempos de infancia,  tiempos de recuerdos , de jugar a “casicas” de cortar flores  en el huerto de mi abuelo Vicente, donde las rosas , los frutales , y el campo de amapolas daba paso a la siega. Donde vivíamos la infancia mi hermano José Alberto y yo,  con el lujo de lo auténtico en esos veranos que prolongábamos las vacaciones antes de irnos hacia la playa.

Mi madre  me cuenta de su infancia en esos veranos... en los años 40, Era en septiembre, tras la cosecha, cuando  iniciaban el largo trasiego vacacional bien hacia Águilas,  en busca del mar, o hacia Lanjarón para tomar  esos baños termales  que tanto beneficiaban a mi abuela Ramona delicada siempre, ¡tanto! como hacendosa era.

Mi madre recuerda leyendas que se contaban entre los vecinos mientras la chiquillería,  escuchaba atenta en esas noches de verano a la olisca de la fuente que en el recodo de la antigua panadería de Casildo, había. En torno a esta plaza, cantaban y   contaban que había una bajada de pasadizos por los que corrían caballos…  desde la alcazaba hasta la propia  judería . Todo estaba minado, me dice: “bajo el callejón de los gitanos y el callejón de los pollos , desde la calle del Cáliz hacia abajo minado; En su momento, encontraron esqueletos de caballos … que dicen que allí quedaron….” entonces  recuerdo leyendas escritas, pero no esto que me cuenta mi madre que le contaban mayores y abuelos. Me conmueve.

“Todo el mundo sabía que aquello era lo que era…”

Mi madre sigue recordando: La casa de “las Paíllas”, entre casa y cueva, bajabas a las  cuadras desde escalones altos. Subías a  estancias preciosas muy encaladas y con una escalera de caracol para acceder a estas .  Fue un revuelo, dice mi madre, cuando los rumores se iniciaron en los años 70, del siglo pasado, “Todo el mundo sabía que aquello era lo que era desde siempre que yo recuerde, los baños los usaron de cuadras y así se salvaron” me relata ella con la mirada perdida, recordando esos tiempos que vuelan y que revolotean en la mente  de una forma especial y maravillosa cuando el tiempo te ha permitido vivir en primera línea momentos de recuperar lo que parecía imposible, aquellos baños del medievo aquellas historias de reinas poderosas, que trasladaban como cuentos trasladados de generación a generación y que han servido para mantener  la huella, preservando la historia. Yo recuerdo a Mateo y a Manuela no más, ( los últimos moradores de este recurso que lo es hoy y de gran interés. Amantes ellos de la radio y de las llamadas cuando yo andaba por antena3….. “la radio bien hecha” 

TAG

DEJA UN COMENTARIO